Para avanzar en el concepto de TIC (siglas
que significan "tecnologías de la información y la comunicación",
por si alguno no lo sabe) es necesario entender la plataforma en la que se
desarrollan y se usan. Esa base es la llamada web 2.0 o social.
Desde el advenimiento de la Internet,
grandes cambios se han producido. El impacto cultural fue brutal. Una
revolución se introdujo en todos los ámbitos de nuestras vidas, no sólo lo
profesional o académico sino también en nuestros hogares. Pero como si eso fuera
poco, este nuevo ser que se metía en nuestras casas siguió mutando, se extendió
como un pulpo y ya no solo cohabitaba con nosotros sino que también se sentaba
a nuestra mesa, participaba de las discusiones familiares y se convertía
progresivamente en una importante referencia para cada decisión. Había nacido
la web 2.0.
Allá, a principios del 2000 se le daba
nombre a esta nueva forma de vincularnos con todo lo que nos rodea. La red que
en sus comienzos nos tenía como meros espectadores nos hizo partícipes. Pasamos
de obtener información a construirla, nos convertimos en críticos autorizados
para todo, desde una película a un curso de ondas gravitacionales. La foto de
un plato de comida cobró más relevancia que un mail (antigua forma de
comunicación similar a una carta que hoy se limita a ser utilizado para canales
formales de comunicación). Dejamos de ser consumidores para ser prosumidores.
Producimos y consumimos a la vez. ¿Qué cosa? Todo...lo que pase por la
web.
La nueva red no solo cambió la forma de comprar
o de contactarnos, entre otras, también nos llevó a pensar de manera diferente
a la que estabamos acostumbrados. Y es que el desarrollo de las competencias digitales que
nos permiten ejercer este rol de prosumidores también supuso modificaciones en
los procesos cognitivos que usamos para conocer, para aprender y por lo tanto
para enseñar. Nuevas lógicas espaciales y temporales se imponen, el aula ya no
es solo física y disponible en determinados horarios. El código comunicacional
ya no es referido como oral o escrito sino como sincrónico o asincrónico.
Ufff....menudo cambio de panorama, ¿eh? ¡Habrá que seguir adentrándose en este universo en que ya estamos inmersos para intentar entenderlo y también hacerlo propio! Mientras tanto para aquellos interesados en seguir aprendiendo sobre estos cambios les dejo un video de Manuel Area sobre el tema.